Un baño caliente suele ser una opción común para la higiene y/o relajación. Sin embargo, optar por agua fría en este momento puede ser una buena elección para la salud física y mental.
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Estudios confirman los beneficios de las duchas frías. Recientemente, investigadores holandeses hicieron un nuevo descubrimiento sobre el tema: las personas que practican duchas frías tienden a tener menos posibilidades de faltar al trabajo por enfermedad, en comparación con aquellas que toman baños calientes.
Según Gisele Hedler, especialista en desarrollo humano y personal, la exposición al agua fría activa partes del cerebro que ayudan a lidiar con el dolor y promueven el bienestar general. Por eso, el concepto ha ganado protagonismo en las redes sociales, especialmente entre algunas celebridades, como el atleta holandés Wim Hof. Según él y otros practicantes, la práctica ayuda a lidiar con la depresión, la ansiedad y el dolor, y también mejora la concentración y el estado de ánimo.
¿Por qué es bueno ducharse con agua fría?
Gisele explica que cuando el cuerpo se expone a temperaturas frías, se produce una compresión de las venas y vasos sanguíneos. “Esto significa que habrá un mayor flujo de sangre que se moverá hacia tus órganos, que tendrán más nutrientes para trabajar y, por lo tanto, podrán funcionar con mayor eficiencia”, señala.
Para ella, es como si el frío fuera un gatillo para que el cuerpo ejecute funciones esenciales para el bienestar emocional. “El sistema nervioso simpático, que se activa en situaciones de peligro o durante el ejercicio físico, no es totalmente involuntario, como se creía hasta hace poco. La exposición al frío estimula esta parte del cerebro, mejorando el estado de ánimo y ayudando en la adaptación a los estresores de la vida”, detalla.
La especialista en desarrollo humano enfatiza que el agua fría provoca una liberación repentina e intensa de hormonas que pueden tener efectos antidepresivos. “Hubo algunos estudios en el Reino Unido que demostraron que la técnica de inmersión en agua fría tres veces por semana puede tratar la depresión crónica. Esto sucede porque cuando te sumerges en agua fría, puedes obtener una gran activación de la dopamina, una hormona que las personas deprimidas tienen en cantidad limitada.”
A pesar de los beneficios comprobados, Gisele señala que las respuestas del cuerpo son individuales y la generalización puede traer errores. Por lo tanto, lo ideal es no imponer tal práctica como correcta o incorrecta antes de hacerla (preferiblemente con orientación profesional).